De verdad que han sido días duros, hace tiempo que no tenía una crisis nerviosa, es una pena porque los puños de cabello que arranque de mi cabeza no lo merecían. No me parece justo que mi cuerpo me duela tanto después de disfrutar unas horas de existir, es como si me dijera que no lo merezco al mismo tiempo que mi subconsciente lastima mis pies con la intención total de dañarme, solo espero que nadie más los vea porque me los he dejado horribles.
Esperaba el verano para descansar, ver las películas y series pendientes, salir con mis amigos a dar la vuelta, de hecho tengo muchas ganas de ir a museos curiosos de los que he leído por ahí y ahora parece que no podré hacerlo, mi ánimo está por los suelos, mi cabeza está vuelta loca y mis extremidades se niegan a levantarme de la cama, al menos así me pasó hoy.
No tengo ni la menor idea de qué hacer, de nuevo estoy perdida a pesar de que esto era más que predecible y según yo mentalmente estaba preparada para ello pero no, al final es la muerte de algo, una muerte chiquita que toca mi núcleo e inevitablemente lo altera.
Ayer platicaba con mi hermano sobre los lugares seguros y siento no tener ninguno, el que creía tener ya no lo es más y no volveré a cometer el error de designar ese adjetivo a otra persona, es de lo más tonto que pude haber hecho alguna vez. Él decía que su lugar seguro es la escuela lo cual me parece inconveniente en estos momentos pues en dos meses no regresará ahí, ¿será mejor no tener un lugar seguro o estar condenado a no poder acudir a él por motivos administrativos? Creo que lo tendremos que averiguar juntos durante junio y julio, que triste que mi mes favorito esté comenzando de esta manera.
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